miércoles, 5 de noviembre de 2008

Me he ido a mirar al espejo del lavabo...

Me he quitado la coleta, he puesto mi cabeza en frente del espejo, he cogido un peine y con los ojos pegados a mi frente para poder llegar a verme (vamos de foto!!!) me he ido separando los mechones de mi cabeza, y nada no he visto nada, al final me tendré que tomar un antihistamínico para el picor, porque parezco el mono del zoo.

Tengo mucha facilidad para ver y encontrar a estos parásitos, a estos bichos que viven en las cabezas de los niños, y mira que en los tiempos que estamos no entiendo como hoy en día aun hay PIOJOS, no lo entiendo, bueno pues mientras estaba en el lavabo me acordado de un día que íbamos los cuatro, mi ex, mis hijos y yo en el coche... y yo desde el asiento del acompañante veo a un piojo, si de verdad, veo a un piojo grande en la CLENCHA (raya) de las coletas de mi hija preciosa, le tocaba casi la frente, y yo salto del asiento, me acuerdo de la cara de mi ex, ja, ja, ja, pobrecito, cara de sorprendido, y a esta loca que le pasa?? me desabrocho el cinturón de seguridad, salto a los asientos de atrás, y desde el medio del coche, pillo y aplasto al elefante de la cabeza de mi preciosa hija...

Hace unos veranos, creo que tres o cuatro, ya que los años pasan sin control, que había una vecina con dos niñas que decía ella que no veía a los piojos, que no entendía como yo tenia tanta facilidad para verlos y pillarlos, bueno pues con esa historia siempre me pillaba para quitarle los bichitos a sus hijas, y yo con tal de matar bichos pues al ataque... Pero claro, eso lo puedes hacer una tarde, dos, pero como costumbre, yo mato a los bichos de mis hijos, pero no a los bichos de todo el barrio, que la confianza da asco...

Pues resulta que me acuerdo que me encuentro a esta madre con su hija pequeña el sábado por la mañana, y me dice: Creo que la niña tiene piojos??? la llevaba sentadita en la sillita de paseo, y le miro la cabeza de la niña, no tenia uno, sino un regimiento de piojos, aquello era la selva, que miedo, que susto cuando vi la cantidad de bichos que corrían para arriba y para abajo de aquella diminuta cabeza, pobre criatura.... El grito que pegue en medio de la calle asusto a la madre que llevo corriendo a la farmacia para aniquilar a todo superviviente de aquella pequeña cabeza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Horrible! Parece que los echan en las puertas de los colegios!!!! Ni me lo recuerdes; es asqueroso. El ataque de nervios que me pudo entrar, la de lavadaras a 90º y casi me cargo al niño (sin querer) de todo lo que le puse en la cabeza; ¡aún no sé cómo no se quedó calvo!

Un beso