viernes, 22 de enero de 2010

LAS PALABRAS DEL MAR, EL SILENCIO DE LA LLUVIA

Cuando abrió los ojos y observo a su alrededor, se dio cuenta que hacía demasiado tiempo que dormía, no sabía cuanto tiempo había pasado ni cuanto tiempo hacía que dormía, pero vio que él ya no estaba a su lado.

La noche había sido muy apasionada, besos y dulces caricias de dos enamorados que se fusionan entre las sabanas frías del invierno que estas esperan el calor de los cuerpos desnudos.

La cena había sido ligera, el vino blanco le subió enseguida a la cabeza, haciéndole olvidar tiempos pasados que no quería recordar.

Miró el reloj de la mesita de noche, y vio que eran casi las dos de la tarde, y no sabía si levantarse o continuar dentro de la cama, la pereza de no saber que hacer, y el que nadie te espere hacía que no tuviera ganas de ir a ningún sitio.

Entonces escucho al vecino en el rellano de la escalera, y decidió levantarse e ir a la cocina, hacia frío, pensó que una ducha de agua caliente le sentaría bien, mientras el agua caía encima de su cuerpo, pensó en ponerse ropa cómoda e irse un rato a la playa.

Ella estaba sola, nada mas que sus pensamientos la acompañaban mientras miraba la fuerza de las olas y sentía el olor del mar.



No quiso coger el móvil, no quería tener contacto con nadie, entonces fue cuando las pocas nubes que habían, se agruparon para convertirse en un cielo gris, y empezó a llover, no le importaba mojarse, miro a su alrededor y no había nadie mas, claro, quien mas podía estar aquellas horas un día entre semana en la playa y encima lloviendo.


Pero la sombra de una persona llamo su atención, estaba como ella, sin hacer nada, mojándose y mirando el mar. Pensó otro loco como yo.

La curiosidad hizo que se acercara y le preguntara que qué hacía allí??

Era una señora de unos sesenta años, con la cara arrugada y sin una gota de maquillaje, natural como el movimiento del agua del mar, le comento que ella iba muy a menudo a la playa, y que ya hacía muchos años que tenía por costumbre hablar con las olas del mar, y le dijo que las olas contestaban a sus preguntas.

La joven alucino, creía convencida que nadie mas hablaba con el mar como ella hacía.

Se presento la joven y le dijo: Yo soy Felipa, y la señora mayor le contesto: Si, ya lo se.

Como que ya lo sabe??? Pregunto la joven

Ven mañana y te lo explicaré, ahora me tengo que ir que me esperan en casa.

Felipa también se fue, durante toda la tarde estuvo pensando que como podía saber aquella señora quien era ella???


Mañana lo sabré, mañana será otro día... mañana la encontrare y hablaremos....